TRABAJO - LABOR BIEN HECHA, VERDAD II

LABOR BIEN HECHA, VERDAD II
Toda acción integralmente bien hecha comienza necesariamente en buenos criterios. En el caso del trabajo me gustaría destacar tres criterios fundamentales y muy entrelazados. El primero detalla que el trabajo es algo muy íntimo y noble, que es fibra de nuestra magnífica antropología; no es el trabajo un indeseable añadido, recordemos que hemos sido creados para trabajar y hacerlo con alegría. El segundo criterio que conviene asumir es que el trabajo, además de ofrecer soluciones mediante bienes y servicios, ofrece al mismo tiempo algo de mayor dignidad, como es la posibilidad de un desarrollo personal en constante ascenso, asunto que siempre espera por atención. Un tercer criterio, que meditar en él sirve para corregir una fisura en la cultura de muchos de nosotros y que trasciende perjudicando la educación de los hijos, es que los mejores días de la semana no son sábado y domingo, sino de lunes a viernes.
Estos criterios sirven de telón de fondo a mis pensamientos sobre el trabajo y el primero de ellos creo haberlo esbozado en escritos anteriores, aún así, es posible que vuelva a darle nuevas pinceladas en el futuro para completarlo. El segundo y el tercero comenzarán a notarse mediante este escrito. Así veremos que el trabajo bien hecho, que es lo que todos quieren, los jefes y los empleados, requiere del enfoque que exige repetición mejorada cada día: atención, corrección y prueba constante. El enfoque tiene sentido para ofrecer productos según requiere el mercado y se especifica, pero entendamos que el enfoque va dirigido, más que a los productos, a nosotros mismos que somos los que damos lugar a aquellos. El enfoque promueve nuestra rectitud y habilidad, conforma la persona que anima, crea y da esperanza.
El enfoque involucra realidades como conocer con exactitud lo que se hace, comprometerse con hacerlo cada vez mejor y disfrutar el crecer con ello. Así, tanto los éxitos como los fracasos serán motivadores de mejores pensamientos y de acciones promotoras para seguir subiendo o para levantarse y progresar. Enfocarse es un acto consciente, como es conciente para un científico caminar hacia el microscopio y mirar a través del objetivo para encontrar la verdad. Tengamos presente que asumir con responsabilidad las tareas debe acompañarse de práctica y repetición consciente porque el hábito de lo bien hecho no se produce de otra manera. Tratando de encontrar la verdad en cómo hacemos lo que hacemos, dejaremos de lado “así lo hago porque así soy yo” para ir a “así lo haré porque es como debo hacerlo”, se pasará de sólo hacer el trabajo al trabajo bien hecho.
Mejorar constantemente nos pide una actitud objetiva y responsable. Esto involucra, por un lado, comprender el llamado natural a la perfección para crear el compromiso de mejorar constantemente, tomando el camino de exigencia interior que ennoblece, que da paz; evitando el camino que cansa porque la exigencia de mejora solo parece ser una imposición externa que terminamos haciéndola extraña a nosotros. Por otro lado, la actitud de mejora exige desarrollar una visión optimista de la vida.
En cuanto a la mejora constante, el psicólogo Goleman hace referencia a otro psicólogo, el investigador en destrezas Andrés Ericsson, quién generó la regla de las 10.000 horas. Este investigador indica que se requiere al menos esa cantidad de horas para adquirir verdadera experticia, así que eso tendría que hacer un violinista, por ejemplo, para adquirir la destreza de gran maestro. Sin embargo Ericsson hace una salvedad, tal regla sólo hace expertos bajo la precisa indicación de intentar el ejercicio esa cantidad de veces enfocándose en la mejor manera de hacerlo, es decir, evitando hacerlo de la misma manera de siempre, evitando los mismos errores de siempre. Como él mismo dice, un golfista no se perfeccionará por repetir 10.000 veces un golpe mal dado, tendrá que enfocarse en dar el golpe correcto, en hacerlo mejor cada vez. No se por donde irán nuestras cuentas ni con que firmeza nos empeñemos en mejorar, de lo que sí puedo dar fe es que con demasiada frecuencia nos quedamos tranquilos porque pensamos que lo estamos haciendo suficientemente bien o porque no nos interesa esforzarnos en hacerlo mejor.
En cuanto al tema de aprender a enfocar el trabajo con optimismo, quisiera se evitara la simplista noción que alude a un vaso medio lleno o medio vacío. Resulta mucho más prometedor la practica de enfocar en primera instancia lo bueno de las realidades que acometemos e incluso de las que nos enfrentan. Con esta perspectiva no permitimos que nosotros mismos nos atropellemos con la propia cultura que quiere imponernos ver siempre en primera instancia lo negativo de las cosas, siempre y muchas veces únicamente. Así nos hacemos expertos en crear actitudes desfavorables. De nuevo tratamos la necesidad de practicar el ser objetivos, realistas, veraces, porque la práctica de la objetividad exige apreciar el todo y destacar las oportunidades en cada caso, lo que se extiende también a aquello que nos parece malo y que quizá, en efecto, lo sea. De un error en el trabajo o de una discusión con un compañero podemos tejer mejoras en la práctica de la labor y mejoras en las relaciones. Y hablo del trabajo de tejer, no de magia.
De esta manera podemos encontrar explicación a mi opinión de que lunes y viernes son los mejores días de la semana. El lunes porque animados por la esperanza nos abocamos a realizar el trabajo que enaltece; el viernes porque llega el día de entregarnos en un resultado, de valuar lo que hemos logrado, lo que haremos también con esperanza, vemos que es todo un círculo verdaderamente virtuoso, esforzado por virtuoso, deseable. Sábado y domingo adquieren así su verdadera dimensión ante la necesidad de descanso y diversión para estar en condiciones la siguiente noble y productiva semana.
Como hemos visto, el tema es hacer el trabajo en función de la verdad de las cosas y de nuestro mejor potencial para que resulte bien hecho, un saber aprovecharnos, lo que depende de observar estas condiciones:
Esforzarse en evaluar nuestros criterios fundamentales en relación con el trabajo.
Querer enfocar la mejora constante de la ejecución y el desarrollo personal
Cultivar visión y actitudes optimistas.
ÁNGEL MONTIEL CRISTALINO
21 de julio de 2020
angelmontielATL@blogspot.com
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